lunes, 24 de marzo de 2008

El profesor Flecha pasó por Oviedo explicando la última encíclica del Papa


Director del Instituto Superior de Estudios Europeos y Derechos Humanos.

Inauguró en Oviedo las conferencias cuaresmales, que desde hace veinte años coordina por encargo de la parroquia de San Juan el Real de Oviedo.

Este año el ciclo de conferencias ha estado dedicado a la segunda carta encíclica del Papa Benedicto XVI, que fue publicada en noviembre de 2007 y que se titula «Spe salvi» («Salvados por la esperanza»).


-¿Hay motivos para la esperanza?

-Debemos distinguir entre la esperanza intrahistórica y la esperanza trascendente. La esperanza humana suele apoyarse en el tener, en la política, la técnica. El Papa ya advierte de que no es segura; la verdadera confianza es la confianza en Dios, que nos permite afrontar la vida con un espíritu renovado, una esperanza más allá de la muerte. Si no, la esperanza es muy corta. La esperanza en la vida eterna, ¿qué es? No se trata de un tiempo que no acaba. El tiempo es duración, y la eternidad es la simultaneidad.

-¿Qué aporta el libro «Jesús de Nazaret», escrito por el Papa, sobre una figura tan estudiada?
-Recuerdo el libro de Vitorio Messori en el que dice que Jesús es «un conocido desconocido». Mis alumnos me dijeron que ya lo sabían todo sobre Jesús; entonces, yo les pregunté: ¿Cómo imagináis la multiplicación de los panes y los peces? ¿Cómo a Jesús caminando sobre las aguas? Y no supieron responderme. Jesús es un perfecto desconocido para la humanidad.

La Nueva España

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