miércoles, 7 de mayo de 2008

Arrancan las fiestas de la Balesquida con el pregón de Nicieza


«En el principio es el Martes de Campo con su bollo preñao y su botella de vino, y sólo después, mucho después, llegan La Balesquida y su memorable e increíble historia». Así arrancó un pregón en el que Isidoro Nicieza reflexionó sobre la inconsciencia con la que se vive la fiesta en la primera juventud, «una edad brumosa en la que el Universo entero acaba en uno mismo».

Ese Universo se amplía después, en el conocimiento de «la esencia de nuestra fiesta más ancestral», y a él se incorporan personajes como la «bondadosa y rica dama ovetense que el 5 de febrero de 1232 donó a la cofradía de los sastres carbayones todos sus bienes».

Isidoro Nicieza se detuvo en un hecho singular, que Oviedo no haya sabido agasajar a sus patronos, el Salvador y Santa Eulalia, y «celebre, en cambio, por todo lo alto las festividades de San Mateo y de una remotísima benefactora de un gremio medieval de sastres». Entre ambas festividades, observó, existen diferencias evidentes. «El Martes de Campo es intransitivo, cerrado sobre sí mismo, casi me atrevería a decir que exclusivo de los carbayones, mientras que San Mateo es receptivo y expansivo, abierto a Asturias», planteó.

La Nueva España

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