jueves, 20 de marzo de 2008

La Pasión de ser Cofrade de una Hermandad


JACINTO PIDAL

Hermandad de la Santa Misericordia (Gijón)

«Hay que querer sufrir un poquitín»

Playu de toda la vida -presume orgulloso de ser de Cimadevilla-, Jacinto Pidal se bautizó, hizo la primera comunión y se casó en la Iglesia de San Pedro. A sus 60 años, es el jefe de paso de la Hermandad de la Santa Misericordia. Entre la Semana Santa y las fiestas de Cimadevilla, dice que pronto cumplirá los cuarenta años como costalero. «Un poco de fe, voluntad y querer sufrir un poquitín» es lo que se precisa, según este verano cofrade, para cargar con el paso.

Desde que en 1995 se recuperó esta tradición por las calles gijonesas, Pidal nunca ha faltado a su cita con la cruz flordelisada de la Orden de Calatrava, emblema de la Misericordia con su color rojo sobre fondo blanco. «No ye muy difícil, hay que meter el hombro así», explica, mientras acompaña sus palabras de un gesto. «En realidad, no hay nada que aprender. El que quiera participar le decimos cómo hay que bailar el paso y cómo debe salir preparado», precisa.

En el caso de Jacinto, su misión es doble: como costalero y como jefe de paso. Debe estar «atento» a que se lleve el ritmo adecuado, mientras que carga con los kilos correspondientes, y es el encargado de dar la orden de «¿horquilla!», el instrumento con forma de gancho que se utiliza cuando el paso se detiene, aproximadamente «cada diez minutos». Además de la fe y la voluntad, el traje tampoco debe faltar.

Blanco, con botones negros, fajín negro y un 'verdugo' negro para cubrir la cabeza. Hasta el próximo domingo al mediodía -hora del encuentro-, Jacinto saldrá como cada Semana Santa para cumplir con la tradición. «Es algo especial. Perdono las vacaciones y lo que haga falta. Es una costumbre que cogí de crío y cuando llegan estos días es algo fabuloso cómo está la parroquia», confiesa, con sentimiento, al explicar cómo siente la Semana Santa.

El Comercio

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