viernes, 6 de junio de 2008

"La tristeza del bien ajeno", conocida como envidia, sigue pesando en los hombres de Iglesia


El cardenal Carlo María Martini, Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, considera que el «vicio clerical por excelencia» es la envidia y que otros pecados capitales fuertemente presentes en la Iglesia son la vanidad y la calumnia.

Según el cardenal italiano, dentro de la Iglesia existen muchas personas «consumidas» por la envidia que dicen «qué mal he cometido para que nombren obispo a fulanito y no a mí».

No es el único pecado capital entre los hombres de iglesia. El purpurado también habló de la calumnia, resaltando que a las diócesis llegan numerosas cartas anónimas en las que se habla mal de algunos de sus miembros y cuenta que cuando era arzobispo de Milán ordenó que se destruyeran todas esas misivas que llegaban sin remite, «muchas de ellas escritas desde Roma».

El jesuita Martini denunció también el vicio de vanidad, precisando que en la Iglesia «es muy grande». «Se ve en los hábitos. En un tiempo los cardenales tenían capas de seis metros de cola de seda. Continuamente la Iglesia se reviste de ornamentos inútiles. Tiene esa tendencia a la ostentación, al alarde», manifestó.

La Nueva España

1 comentario:

Dennis el Azul dijo...

Sentencia 1: Existen hombres que son pecadores
Sentencia 2: Todos los curas son hombres

Conclusión: Existen curas que son pecadores

Otra cosa es el tamaño y frecuencia de los pecados, pero una sesión de "Quemados Intensivos" en el Purgatorio y "p'arriba".