La misa y el responso por el eterno descanso del rey Alfonso II El Casto, que desde hace 1166 años se reza en la Catedral ante los sepulcros de los monarcas asturianos, han estado en esta última ocasión inevitablemente vinculados a la celebración del Año Santo de la Cruz.
Los actos en memoria del primer alcalde de Oviedo, ayer al mediodía en la Catedral, se complementaron con una visita a la Cámara Santa para venerar las reliquias y pronunciar las preces jubilares. La Cruz de los Ángeles, que da nombre al Año Santo y que fue donada a la diócesis por el mismo Alfonso II hace 1200 años, presidió el rezo tras la reja que guarda las reliquias de la Catedral y junto a la Cruz de la Victoria, a su derecha.
En la capilla de San Miguel, advocación original de la Cámara Santa, el vicario general, Juan Antonio Menéndez, reflexionó sobre la pervivencia en el tiempo de la fe cristiana. Refiriéndose al Rey Casto dijo que «su fe y nuestra fe son las mismas» y auguró que transcurridos otros mil doscientos años otros cristianos, con la misma devoción que ayer, también se congregarán en ese lugar para rezar y compartir las mismas creencias religiosas.
La Nueva España
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