miércoles, 9 de abril de 2008

Las claves del debate Zapatero-Rajoy


La primera de las claves fue, por tanto, el tono de los candidatos. Zapatero buscó una exposición inicial genérica y ambigua, con más música que letra, y conceptos amplios como decencia, solidaridad, paz, apoyo a los desfavorecidos, igualdad de trato, esperanza en el futuro, etcétera. Y, también, con ciertos deseos de echar balones fuera, como la explicación de los problemas de España por causas externas (crisis mundial) o por la mala suerte de que no llueva.

Por su parte, Rajoy intentó lidiar en lo concreto: medidas económicas (lucha contra la inflación y el déficit, política fiscal), control de la inmigración, derrota del terrorismo, eficacia contra la inseguridad, política del agua (recuperación del Plan Hidrólógico), de vivienda,etcétera.

La segunda y verdadera clave del debate: ¿Podrían entenderse los grandes partidos en Pactos de Estado?

La respuesta a esta pregunta quedó difícilmente aclarada. Ambos dirigentes se mostraron partidarios de los pactos de Estado. La diferencia fue que mientras Rajoy exigía concreción en estos acuerdos, Zapatero sólo abrió la posibilidad con un cierto tono de exigencia de cesión en la voluntad del PP. Es decir, que convocaba al PP a pactar como forma de rectificar la oposición tenaz de la pasada Legisatura, sin aclarar en qué términos o condiciones exponía la negociación.

La tercera clave, menos significativa, es que el debate, en esta ocasión, no tuvo la agresividad de otras oportunidades. Ni a Zapatero le convenía, por su mayoría parlamentaria, ni Rajoy podía permitirse, al no alcanzar la victoria y tener el lastre de la obligada recomposición de fuerzas en el Partido Popular tras las elecciones.

El debate, en todo caso, no ha dado pie para pensar que nos encontremos en el comienzo de una etapa política de fuerte confrontación, lo que puede interesar al actual Gobierno. Por el contrario, pesaba en el ambiente que el PP deberá reestructurar su posición en un inmediato congreso para establecer un liderazgo indiscutido y, a partir de ahí, proponerse como alternativa.

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