
Alberto Reigada, párroco de San Francisco Javier en la Tenderina, era ayer un hombre feliz. Por fin, tras año y medio de retraso sobre las previsiones iniciales, los vecinos del barrio ovetense (unos 20.000) fueron partícipes de los últimos pasos que desembocarán en la ampliación y rehabilitación de la iglesia. Cerca de un centenar de feligreses recibieron de primera mano información de una obra que comenzará el próximo mes de octubre, y que tendrá una duración aproximada de entre 14 y 18 meses.
«La idea es conjuntar materiales clásicos con modernos y alterar lo mínimo posible la vida parroquial durante las obras», explicaba Felipe Díaz-Miranda, arquitecto responsable del proyecto que ayer llevo el peso de la presentación de la obra a los vecinos junto al párroco Alberto Reigada y José Ramón Garcés, ecónomo diocesano, que curiosamente ejerció como monaguillo en la inauguración de la iglesia, que el próximo año cumplirá medio siglo. La obra se dividirá en dos fases: la ampliación del templo y la rehabilitación del edificio existente.
La Nueva España
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